Me apetecía algo así, por capricho de mis papilas gustativas y porque pensé que a mis hijos les gustaría, además creo que es cómodo de transportar para que lo merienden mientras juegan en la calle.
He buscado y buscado en la red y al final me he quedado con esta receta, que después de probarla, he de decir que son deliciosos, animaros a hacerlos porque vais a repetir.
Ingredientes:
Masa quebrada:
- 200 gr. harina
- 200 gr. mantequilla
- 50 gr. azúcar glas
- 25 ml. leche (puedes cambiarlo por 1 huevo)
- 1 cta. esencia de vainilla (o limón)
Relleno:
- 250 gr. almendra cruda molida
- 2 huevos
- 275 gr. azúcar
- 50 ml. vino blanco o mejor aún fino o manzanilla
Decoración:
- 50 gr. almendra cruda picada
- azúcar glass
Preparación:
Primero hacemos la masa quebrada para darle tiempo de que repose en la nevera. Mezclamos en un bol todos los ingredientes, la mantequilla tiene que estar a temperatura ambiente y esta masa se intenta trabajar lo menos posible. A mi se me quedó muy blanda, así que o le añadimos menos leche o más harina, necesité unos 30 gr. más de harina, pero también es verdad que hacía un calor horroroso.
Cuando estén bien mezclados, lo envolvemos en film transparente y a la nevera. Tiene que estar ahí hasta que endurezca, puede ser una hora, pueden ser 2, depende del calor que haga fuera y de lo llena que esté la nevera, lo puedes dejar más tiempo si la prefieres hacer con antelación.
Ahora vamos a ir haciendo el relleno, que si lo queréis hacer con antelación y tenerlo en un recipiente cerrado en la nevera, no habría problema.
En un bol batimos los huevos, añadimos las almendras molidas y mezclamos bien.
Dibujamos y cortamos a la medida de nuestros moldes. Yo tengo unos de Ikea, que una vez compré y siempre me arrepentí porque son demasiado estrechos para cupcakes, pero para esto son ideales.
Cuando saqué la masa de la nevera estaba durísima pero al empezar a tocarla y el calor insoportable que hacía en mi cocina, se puso enseguida demasiado blanda, así que en lugar de estirar y cortar, fui dándole forma con los dedos dentro de cada molde, como si fuese plastilina.
Con una cuchara voy repartiendo el relleno por las cazoletas, sale la cantidad justita, no sobra ni una cucharadita.
Espolvoreamos con las almendras picadas y al horno.
El horno estará previamente caliente a 200º y lo dejaremos unos 20 minutos, depende del horno, cuando veas que están doraditos es que ya están.
No los saques del molde nada más sacarlo del horno porque se romperán, déjalos templar antes.
Son muy jugositos por dentro como se puede ver en esta foto.
Y ni pensar en las calorías que puedan tener, cerramos los ojos, pensamos en otra cosa y nos lo comemos tan felices. Son ideales con el café o un rico té.
Voy a probar a hacerlos, se ven deliciosos. Gracias.
ResponderEliminarEspero que te gusten, a mi me encantan.
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